Época: Alejandro Magno
Inicio: Año 334 A. C.
Fin: Año 323 D.C.


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Comentario

"No sería capaz de descansar hasta no haberse familiarizado con su nave. Comenzando con el jefe de remeros, el maestre de navegación y el piloto, continuando con los demás oficiales -el comandante de los guerreros, el encargado de las provisiones, el jefe de máquinas, el inspector de la cocina y de los fuegos-, recorrió todas las secciones (...) En cuanto a los remeros (...) eran hombres que nunca reían, y jamás se escuchaba cantar a ninguno de ellos. Casi todas las naciones tenían súbdito en las galeras, en su mayor parte prisioneros de guerra, elegidos por su fortaleza y resistencia. No había en el trabajo de los remeros arte suficiente para mantener ocupadas sus mentes, a pesar de lo rudos y simples que eran. Extender el remo, tirar de él, acostarlo, sumergirlo,(...)" (Lewis Wallance, Ben Hur, Madrid, Anaya, 1990).
No es extraño el celo desplegado por el comandante de la nave descrita por el novelista Lewis Wallace, porque para que un trirreme del siglo V a.C fuera un arma efectiva todo debía funcionar perfectamente coordinado, como en una máquina de relojería. Era, por tanto, necesaria una tripulación bien entrenada y motivada. Esta estaba formada por una mayoría de remeros (en ocasiones denominados chusma, denominación que estrictamente hablando corresponde a los galeotes en galeras renacentistas y modernas), un número más o menos elevado de tropa, unos marinos y especialistas y un reducido número de oficiales. En las grandes flotas se incluían sacerdotes o augures, para determinar los momentos propicios para el inicio de las acciones militares.

Está extendida la idea de que los remeros eran esclavos sometidos a unas condiciones infrahumanas y siempre bajo la amenaza del látigo. Este error puede provenir por confusión con las galeras medievales y renacentistas y la utilización que en ellas se hacía de los galeotes. Además, el uso de un látigo en el interior de una galera clásica habría sido difícil, debido al poco espacio disponible.

La utilización de prisioneros o esclavos ponía en peligro la nave, ya que en un momento crítico podían boicotear su funcionamiento. Sí es cierto que en algún momento se usaron esclavos, pero éstos solían ser liberados antes del combate. Cuando se comenzó a emplear dos remeros por pala, fue posible utilizar prisioneros en una de las posiciones, pero no parece que fuera una práctica demasiado extendida.

Las procedencias y condiciones de los remeros eran variadas. El grupo denominado genéricamente los Pueblos del Mar, al igual que otras comunidades insulares, usaba la galera como su herramienta de trabajo (piratería o a sueldo de otros como mercenarios). Los focenses, al menos en la ruta que unía su tierra natal con Iberia y Tartesos usaron para el transporte pentecónteras de guerra. Esta aplicación inusual de un barco de escasa capacidad de carga, poco marinero y caro de operar se explica porque la zona de Sicilia estaba controlada por cartagineses y fenicios; por tanto, la única posibilidad de éxito era usar rápidos barcos de combate, en vez de los lentos mercantes, aun que éstos eran más económicos y con mayor capacidad de carga. La tripulación pudo estar formada por mercenarios que conseguían su transporte a cambio del esfuerzo prestado y focenses que fueran copartícipes en la aventura económica. La gran duración del viaje daba ocasión a la práctica de tácticas de combate y entrenamiento de la tripulación, con la consiguiente ventaja a la hora de los enfrentamientos con los fenicios.

Los mismos focenses, tras su expulsión por los persas de su isla, migraron a Córcega y se dedicaron a la piratería, al igual que multitud de pueblos del litoral mediterráneo a lo largo de ese periodo. En estas flotas piratas, que llegaban a estar compuestas por muchos barcos, el origen y motivación de las tripulaciones es evidente.